Un título bien elocuente que recoge el runrún de este filósofo de la experiencia que habla de la intemperie y el desamparo de la condición humana, del resistir desde la fragilidad, del cuidar y cuidarse, de la proximidad con los demás, de la atención al otro .... porque 'nadie se aguanta solo'.
Es autor de los libros Uno mismo y los otros (Herder, 2005), El respeto o la mirada atenta (Gedisa, 2006), El respirar de los días (Paidós, 2009) y Los filósofos contemporáneos y la técnica (Gedisa, 2012)
Te invito a conocerle en esta interesante entrevista de El estado mental, que empieza así:
“HAY QUE RESISTIR ANTE EL DOMINIO DE LA ACTUALIDAD”
Existe el rebelde discreto? ¿Un rebelde que no levante pancartas ni grite consignas ni discuta sobre Podemos y las elecciones andaluzas? En la Universidad de Barcelona hay uno: lleva treinta años dando clase y en ese tiempo se ha convertido en maestro y filósofo. Como muchos académicos, empezó escribiendo sobre lo que otros habían dicho: Kojève, Arendt, Lévinas... Pero su palabra se ha ido haciendo fuerte en sus últimos libros y finalmente ha cristalizado en La resistencia íntima, publicado recientemente por Acantilado. En este ensayo, Esquirol se suma con voz propia al diálogo de la filosofía contemporánea, desde Nietzsche hasta Foucault, y sienta las bases de una filosofía de la proximidad, una respuesta al nihilismo que pone el énfasis en la cotidianeidad, el cuidado, la relación con el otro, la diferencia, el amparo... La resistencia íntima es resistencia ante la disgregación del ser y el contentamiento masivo, ante la abstracción desconectada de la vida y la homogeneidad del mundo tecnificado: "El resistente se resiste al dominio y a la victoria del egoísmo, a la indiferencia, al imperio de la actualidad y a la ceguera del destino, a la retórica sin palabra, al absurdo, al mal y a la injusticia". La resistencia de Esquirol consiste en mantener un espacio al margen para poder pensar. Decía Adorno que "quien piensa no está airado en la crítica: el pensamiento ha sublimado la ira." La resistencia íntima es este esfuerzo por pensar, algo que para algunos —se reía Adorno— "exige demasiado trabajo, es demasiado práctico."